lunes, 27 de agosto de 2012

La mesa

Una cuharita plateada descansa sobre el plato sobre el que descansa la taza. El cubremanteles es blanco. De lino. Está orillado con hilaza. Aganchillo. Lo toco. Así conozco las cosa. Se siente limpio. El mantel es verde. Verde claro. Es fresco. No es de lino. Es de esa tela de mantel de restaurante. No sé cómo se llama.

--¿Cómo se llama qué?
--¿Qué?
--Preguntaste.
--¿Qué?
--¿Cómo se llama?
--La tela del mantel.
--¿Cuál mantel?
--El de la mesa.

Em se quedó callada. No había mantel en la mesa. --Abue, ¿de qué te acordaste? Pero ya se había ido de nuevo.

También es un círculo. ¡Redonda! La mesa es redonda. Todo es redondo; el café dentro de la taza y el plato. El mantel verde es largo, lo empujo con mis zapatos. Son sandalias, blancas, con tacón. Son lindos. El piso es de madera.
También hay una azucarera. Blanca y gruesa con una bolita en la tapa. No me gusta el café con azúcar. Al lado hay una jarrita con leche Clavel. Me gusta el café con leche Clavel. Le pongo y le muevo con la cucharita. La leche hace dibujitos en el café antes de hacer ese otro color. Lo que no me gustra del café con leche es su color. Ya no bonito. No se parece al de sus ojos. A los de nadie. Es un color que  existe sólo en el café con leche... y en los suéteres.
   Me limpio con la servilleta de tela verde como el mantel Es suave. Lo malo del lino almidonado es que es tieso.
   Hay un menú en un cartoncito dentro de un acrílico. Café del Lago. Desayunos. Jugo de naranja. Fruta. Huevos al gusto. Café o té. Pan de la canasta $...No me gustan los números. No me acuerdo de elellos. De ninguno. No me importan. Son desagradables.



2.

Dos horas después E y Em, con su par de maletas, esperaban a que Juana les abriera la puerta del departamento de la abuela.

_¿Y no se enojará Juana?
--¿Y por qué? Le caes del cielo. Así ella se concentra en lo suyo mientras tu platicas con tu abuela.
--Ay, sí, mamá. Muy interesantes que van a ser nuestras charlas.
  Se abrió la puerta.
--Buenos días, maestra. Estaba ayudando a su mamá.
--No te preocupes Juana, aquí Em se va a quedar unos días y te va a ayudar con ella.
--¡Ay, qué bueno, señorita!
--Hola Juanita. ¿Está lista la recámara o te ayudo?
--Siempre están listas por si vienen, señorita.
  Em se pasó rápido a guardar sus maletas junto a la cama y salió a buscar a su abuela.
--Está dormida, señorita.
   Em acomodó sus cosas en la recámara.
--¿Tienen comida suficiente, Juana?
--Sí, maestra, en el refrigerador y en la alacena.
--Bueno, cualquier cosa Em se queda, dile lo que necesites. Voy a salir de México lo que queda del verano.
--¡Mamá! No me dijiste que te ibas tanto tiempo.
--¡Ay, linda! Menos de mes y medio.
--¡Nada más!
--Comemos antes de que me vaya, ¿no? ¿Qué se te antoja?
--Les preparo una ensaladita...
--Gracias, Juanita, invito yo. Siéntate.


La taza

El café estaba en una taza de cerámica blanca muy limpia. Era sencilla, pequeña, un poco gruesa, algo cuadrada, brillante. el asa apuntaba a las 2.00. Descansaba sobre un plato, supongo que de la misma vajilla, blanco, simple, limpio. La vajilla es muy sencilla pero es bonita, de un diseño muy limpio. El blanco combina muy bien con el café. El grosor de la taza mantiene al café caliente. No me gusta. De por sí hace calor.
--¿Quieres que abra una ventana?-- preguntó Em.
--¿Por qué?
--Tienes calor.
--Ni tanto.

1

-¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

E tenía el sueño pesado, además había conciliado el sueño casi en la mañana. alargó el brazo hjacia el buró y localizó su celular.

-¿Bueno? -Respondió más dormida que despierta.
-¿Mamá? -Preguntó dudosa la voz al otro lado del auricular.
-¿Em? - Se despertó por completo E. -¿Qué pasó? ¿Quieres que vaya a tu casa?
-No, yo voy. ¿Estás sola?
-¡Claro que estoy sola!

Cuarenta minutos después E le abría la puerta a su hija única.
-¿Ya desayunaste?
-No...
--Ok, siéntate.
--pero, no quiero papaya ni huevo, mamá.
--¿Sólo té?
--¿Tienes pan tostado?
--¡Siempre! ¿Mermelada?
--¡Y mantequilla!
--Cuéntame, ¿qué te pasó?
--Nada --dijo Em con la boca llena --que X me puso el cuerno con una golfa...¿tienes azúcar? Tu té sin azúcar sabe a rayos.
--No linda, no tengo azúcar...¡mira! Hay un par de sobres en mi bolsa. Toma. Ahora, no te hagas la fuerte y cuéntame bien.

Em terminó con un, --¿Me puedo quedar contigo mientras encuentro departamento?
--Tengo una idea mejor. ¿Por qué no te quedas con la abuela mientras buscas un departamento? Tuvo otro episodio y no quiero que se quede sola con Juana.
--¿Y tú?
--Salgo a Madrid esta noche. ¿Recoges la mesa? Yo lavo los trastes.
Em sonrió con algo de ironía. --Te pasas- Su madre tenía el raro don de sacarle provecho a absolutamente toda mala situación.

jueves, 16 de agosto de 2012

CAFÉ

Café. ¿Un ojo? No, era más oscuro. Le sale humo. ¿Blanco, gris? Gira y se eleva, como si despertara. Sirve para eso, para despertar. Y huele bien. A día, a despertar, a fresco, a salón de maestros, a París. ¿A cigarros? París olía a cigarros y café. Los cigarros también tienen humo, ¿verdad?

-¿Eh?- preguntó apensa levantando la cabeza de su trabajo.

-No, nada.

Hacía calor. Como amante inseguro, que no te suelta. Al principio te abraza cariñoso, pero no se despega y te sofoca. Café con tanto calor. Más por hábito, por costumbre, que por frío. El café oscuro, quieto, en su lugar, revolviéndose y saliendo en volutas al cielo. Lo sigo con la mirada. El humo que sale del café, ¿es el alma del café? ¿Se queda un líquido muerto? ¿Se va parte del café? ¿Por eso se llama asiento el que se queda? ¿O no tiene nada que ver?
El café sigue ahí. Espera que pase el tiempo. ¿El café tiene frío? ¿El café suda de tan caliente que está? ¿Me tomo el sudor del café?

-Jeje, qué asco.

-¿Qué?-vuelve a preguntar la niña desde la mesa.

-No, nada.

Espero que se enfríe el café. No me gusta caliente. A los gatos tampoco.