-¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
E tenía el sueño pesado, además había conciliado el sueño casi en la mañana. alargó el brazo hjacia el buró y localizó su celular.
-¿Bueno? -Respondió más dormida que despierta.
-¿Mamá? -Preguntó dudosa la voz al otro lado del auricular.
-¿Em? - Se despertó por completo E. -¿Qué pasó? ¿Quieres que vaya a tu casa?
-No, yo voy. ¿Estás sola?
-¡Claro que estoy sola!
Cuarenta minutos después E le abría la puerta a su hija única.
-¿Ya desayunaste?
-No...
--Ok, siéntate.
--pero, no quiero papaya ni huevo, mamá.
--¿Sólo té?
--¿Tienes pan tostado?
--¡Siempre! ¿Mermelada?
--¡Y mantequilla!
--Cuéntame, ¿qué te pasó?
--Nada --dijo Em con la boca llena --que X me puso el cuerno con una golfa...¿tienes azúcar? Tu té sin azúcar sabe a rayos.
--No linda, no tengo azúcar...¡mira! Hay un par de sobres en mi bolsa. Toma. Ahora, no te hagas la fuerte y cuéntame bien.
Em terminó con un, --¿Me puedo quedar contigo mientras encuentro departamento?
--Tengo una idea mejor. ¿Por qué no te quedas con la abuela mientras buscas un departamento? Tuvo otro episodio y no quiero que se quede sola con Juana.
--¿Y tú?
--Salgo a Madrid esta noche. ¿Recoges la mesa? Yo lavo los trastes.
Em sonrió con algo de ironía. --Te pasas- Su madre tenía el raro don de sacarle provecho a absolutamente toda mala situación.
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