Una cuharita plateada descansa sobre el plato sobre el que descansa la taza. El cubremanteles es blanco. De lino. Está orillado con hilaza. Aganchillo. Lo toco. Así conozco las cosa. Se siente limpio. El mantel es verde. Verde claro. Es fresco. No es de lino. Es de esa tela de mantel de restaurante. No sé cómo se llama.
--¿Cómo se llama qué?
--¿Qué?
--Preguntaste.
--¿Qué?
--¿Cómo se llama?
--La tela del mantel.
--¿Cuál mantel?
--El de la mesa.
Em se quedó callada. No había mantel en la mesa. --Abue, ¿de qué te acordaste? Pero ya se había ido de nuevo.
También es un círculo. ¡Redonda! La mesa es redonda. Todo es redondo; el café dentro de la taza y el plato. El mantel verde es largo, lo empujo con mis zapatos. Son sandalias, blancas, con tacón. Son lindos. El piso es de madera.
También hay una azucarera. Blanca y gruesa con una bolita en la tapa. No me gusta el café con azúcar. Al lado hay una jarrita con leche Clavel. Me gusta el café con leche Clavel. Le pongo y le muevo con la cucharita. La leche hace dibujitos en el café antes de hacer ese otro color. Lo que no me gustra del café con leche es su color. Ya no bonito. No se parece al de sus ojos. A los de nadie. Es un color que existe sólo en el café con leche... y en los suéteres.
Me limpio con la servilleta de tela verde como el mantel Es suave. Lo malo del lino almidonado es que es tieso.
Hay un menú en un cartoncito dentro de un acrílico. Café del Lago. Desayunos. Jugo de naranja. Fruta. Huevos al gusto. Café o té. Pan de la canasta $...No me gustan los números. No me acuerdo de elellos. De ninguno. No me importan. Son desagradables.
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