lunes, 27 de agosto de 2012

2.

Dos horas después E y Em, con su par de maletas, esperaban a que Juana les abriera la puerta del departamento de la abuela.

_¿Y no se enojará Juana?
--¿Y por qué? Le caes del cielo. Así ella se concentra en lo suyo mientras tu platicas con tu abuela.
--Ay, sí, mamá. Muy interesantes que van a ser nuestras charlas.
  Se abrió la puerta.
--Buenos días, maestra. Estaba ayudando a su mamá.
--No te preocupes Juana, aquí Em se va a quedar unos días y te va a ayudar con ella.
--¡Ay, qué bueno, señorita!
--Hola Juanita. ¿Está lista la recámara o te ayudo?
--Siempre están listas por si vienen, señorita.
  Em se pasó rápido a guardar sus maletas junto a la cama y salió a buscar a su abuela.
--Está dormida, señorita.
   Em acomodó sus cosas en la recámara.
--¿Tienen comida suficiente, Juana?
--Sí, maestra, en el refrigerador y en la alacena.
--Bueno, cualquier cosa Em se queda, dile lo que necesites. Voy a salir de México lo que queda del verano.
--¡Mamá! No me dijiste que te ibas tanto tiempo.
--¡Ay, linda! Menos de mes y medio.
--¡Nada más!
--Comemos antes de que me vaya, ¿no? ¿Qué se te antoja?
--Les preparo una ensaladita...
--Gracias, Juanita, invito yo. Siéntate.


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